Algunas tardes me sorprendo
lejos de mí, llorando.
Una pasión fria endurece mis lágrimas.
Pesan las piedras en mis ojos: alguien
me destruye o me ama.
Sobre mi carne pasa, grave de amor, la misma lengua que silba en
mi vejez y me despierto
envuelto en coágulos de sombra
y se desprende de la noche
una flor negra y húmeda de llanto.
Aún sus manos acuden a mis sueños adelantándose a un grito negro,
a hierros ocultos en mi corazón.
Mi vejez tuerce sus huesos y quema sus cabellos, mi vejez envuelta
en una piel húmeda de amor.
Su mirada viene de países a los que no iré nunca.
Sobre mi piel hierven sus lágrimas.
Ardem Las Pérdidas
Antonio Gamoneda
12.5.09
Regressa-se sempre a Gamoneda
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2 comentários:
Grande livro.
Na verdade, difícil é a escolha.
Todos os poemas de Gamoneda são arrebatadores.
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